Descripción de la actividad
En la tercera sesión del proyecto “Emocionar para comunicar”, realizamos una actividad adaptada al tiempo disponible: pintado de mandalas como medio de expresión emocional. La propuesta se basó en que los participantes eligieran libremente colores para rellenar su mandala, y después, asociaran los colores utilizados con una emoción.
Aunque inicialmente la planificación contemplaba música de fondo y una posterior representación oral más amplia, el tiempo limitado nos llevó a centrar el objetivo en vivenciar la emoción a través del color y la creatividad visual.
Objetivos trabajados
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Expresar una emoción personal mediante el uso del color.
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Asociar colores con emociones básicas.
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Explorar formas de comunicación emocional no verbal y artística.
Reflexión personal y análisis teórico
Esta sesión me permitió ver de forma clara cómo el arte puede ser un canal emocional directo y seguro, especialmente en personas con dificultades de lenguaje verbal. La propuesta fue bien recibida, con un clima de concentración que me sorprendió positivamente.
La actividad se apoya en fundamentos de la arteterapia y en el planteamiento de autores como Lowenfeld y Kellogg, que destacan la importancia de la expresión simbólica en contextos educativos y terapéuticos.
El vínculo entre color y emoción, aunque subjetivo, generó conexiones interesantes. Por ejemplo, uno de los participantes eligió solo tonos azules y dijo “hoy estoy tranquilo”, mientras que otro usó rojos intensos y expresó “rabia”. Esto demuestra que, aun con dificultades de expresión verbal, el lenguaje visual puede ser enormemente potente.
Evaluación de la intervención
Cuatro de cinco usuarios completaron su mandala sin abandonar la actividad. Todos realizaron alguna asociación entre color y emoción, con distintos niveles de apoyo. Se reforzó el uso del panel de emociones como recurso complementario para verbalizar o señalar cómo se sentían tras pintar.
En términos de indicadores:
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IR2 (expresa una emoción vivida en actividad) fue alcanzado por tres usuarios de forma autónoma.
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IR5 (representa gráficamente una emoción) se cumplió en todos los casos, aunque en uno fue necesario acompañamiento completo.
Se confirma que este tipo de dinámica facilita la participación, promueve la autoexploración emocional y es especialmente útil en contextos con diversidad comunicativa.
Observaciones personales
Esta sesión fue breve, pero significativa. Me recordó que no siempre importa la duración, sino la calidad de la experiencia emocional. El nivel de concentración fue alto, lo cual indica que los participantes estaban conectados con lo que hacían.
Pude observar que algunos colores se repiten según el estado de ánimo, lo que me da pistas para usar este tipo de recurso también como herramienta de diagnóstico informal. A nivel personal, fue una sesión tranquila pero muy enriquecedora, y me dio espacio para observar más en profundidad las microexpresiones y reacciones individuales.